¿Por qué pensar en la semiótica cuando nos bombardean por la televisión y las redes sociales, para hacernos creer en un mundo que parece extinguirse, ante tanta desfachatez política global y decadencia moral? ¿Cuál es la necesidad de involucrar a otras mentes colaboradoras para hacer posible esta revista? ¿Hasta dónde soportaremos ir con esta publicación que es presente vacío y significación?
Pareciera que le debemos algo al misterio que nos permite el lenguaje simbólico humano, y más allá que lo queramos diseccionar encontramos más preguntas que respuestas. Entonces volvemos a la semiótica para desenmarañar un mundo saturado de mensajes, muchos de ellos llevan un nivel de profundidad negativo, pero no son todos los casos, si no, no estuviéramos apostándole a este espacio, donde se mezclan voces disímiles conectadas por el hilo de plata de una semiosis reveladora.