De: escuela-de-marte.blogspot.com

Quiero, a partir de algunos fundamentos de la obra del filósofo Jacques Derrida, evidenciar nuevos modos de circulación del arte contemporáneo, examinando de manera rápida y solo puntual a mis intereses teóricos, refiriéndome dos de las últimas bienales de São Paulo, en las que se viene escenificando tanto la instalación de cada obra, como, paradójicamente, la desaparición del objeto: el signo invisible

Instalación con Derrida

 

Derrida no tiene, en primer lugar, un pensamiento sistemático por el que cada término remita a otro como sistema, caso de la lingüística y del estructuralismo; su propuesta de la deconstrucción mejor será entendida como una teoría de la escritura, pues refuta el hecho de que en el pensamiento occidental la escritura se relegó al habla subordinándola pues el habla es presencia y la escritura ausencia.

Si pensamos en su modelo de escritura, la describe como proceso dinámico que puede ser  muy cercano a la idea que se tiene del ADN, tal cual lo ve Ch Johnson (1998) , uno de sus estudiosos,  como un código que al mismo tiempo conserva y transforma, o de la noción que se tiene en cibernética de circuito que rinde una memoria basada en el movimiento de la información alrededor del circuito, en vez de un almacenamiento estático de la información lo que sería la base para su teoría de los archivos ( A Silva, 2013) acogidos por distintos artistas de la contemporaneidad como uno de sus instrumentos más valiosos y útiles en la realización y circulación de su obra,  pero igual es un paradigma en los modos de hacer investigación estética por fuera del arte.

Otro aspecto a destacar será sobre la escritura y la huella en Derrida. ¿Cuándo surge la escritura?  Desde siempre afirmará. Al respecto desde el inicio de sus primeras obras  usa el termino différance derivado del verbo francés differer o sea diferir, postergar, en castellano sería diferimiento, pero pierde el original francés el sub-fijo ance  que corresponde a sustantivar un tiempo en continuo, y  es precisamente por la homofonía en francés que Derrida “establece un vínculo conceptual entre la noción de escritura como diferencia, espacial, y escritura como diferimiento, temporal” ( Johnson,1998, p. 49.) lo que a nuestro juicio es determinante en el arte y en la estética contemporánea. La Escritura es diferencia y diferimiento y así, diferencia y diferir, en castellano, tiene en francés una única palabra différance. La huella (pura) es la diferencia que no depende de ninguna plenitud sensible, audible o visible fónica o grafica es por el contrario su condición… “su posibilidad es anterior en derecho a todo lo que denominamos signo”.  Pero el pensamiento de la huella de Derrida desde la Gramatología puede ser aún más importante que el de escritura, ya que no es una fenomenología de la escritura ni del signo, “comienza y crece a través de los blancos, …lo que no está”. Por ello el pensamiento de la huella sería fundamentalmente materialista, la deconstrucción del idealismo.

La escritura y la violencia. La escritura “ha estado desde siempre en el origen o sea no hay un origen puro (como pretendía Levy Strauss)” …el signo lingüístico permanecía ejemplar para la semiología, la dominaba como el signo-maestro y como el modelo generador: el patrón (Derrida, 1971, p. 66.). Es por ello por lo que para Derrida el lenguaje nunca es el medio trasparente y neutral del pensamiento, el concepto siempre está sujeto a la alteración en su paso por “este medio de comunicación opaco y sobre determinado” (Johnson. p. 62).

Y un tercer elemento que, por ahora, destaco en Derrida, dirigido a enmarcar algunos presupuestos que he sostenido de la circulación estética, será su deslizamiento hacia los bordes.  Lo dicho antes de lo no sistemático, de la escritura y la huella lo podemos ver directamente en la obra de arte cuando al revisar la obra de Kant en la Crítica del gusto dice Derrida que el filósofo alemán dio varios tipos de ornamentación como son los marcos de los cuadros, el ropaje de las estatuas o el peristilo de un edificio… “su lista abrió una taxonomía de gusanos” que Derrida vio que corroían toda la estructura arquitectónica de la crítica. Y Para aumentar la ingenuidad Kant menciona el marco como lo externo, como sería el vestuario de una estatua o las columnas de un palacio, pero como lo destaca David Wills, para Derrida, al contrario, corresponden al marco, el estatus del foco o centro de una discusión; “el borde es lo que se escribe y pasa por todas partes los retornos de la obra; cuadro título, firma, archivo, reproducción, discurso, mercado, en fin” (D. Wills, 2005, p. 152)

De: curatoriaforense.net

Precisamente en la obra Derrida por Derrida, en las respuestas que le da a su colega  Bennington (1994) usa los semi-corchetes en la misma edición del libro para distinguir entre texto y comentario, son estos la matriz de un lema que yace dentro de las semi-corchetes, digamos así, un espacio en blanco, como una ausencia de una ausencia filosófica: de este modo concluyo con este elemento. La idea de la radical heterogeneidad, como el primer principio de la relación de Derrida con el objeto de arte.  Y el lenguaje es la condición de posibilidad, por “ejemplo de la poesía, cuyo epítome se encuentra en un coupe de dés (“golpe de dados”) de Mallarme (D. Wills, p. 155). La deconstrucción es entonces una actitud y una dimensión del arte contemporáneo y su nueva estética. Estética deconstructiva.

Examinemos, muy rápidamente claro, dos importantes bienales de São Paulo donde el signo está convocado en su ausencia:

Dónde está lo real: Bienal del 2008

En la Bienal de São Paulo del año 2008, curada por ivo mesquita y ana paula cohen, el segundo piso de edifico del Parque Ibirapuera se dejó todo en blanco y sin obras. Se llegaba allí literalmente a no ver nada, solo sus muros incoloros, y por esto se llamó una “Bienal del Vacío”. Pero luego de la noche de apertura, el 26 de octubre del 2008, cerca de 40 jóvenes grafiteros se tomaron los espacios desocupados, los llenaron de extraña figuras y grafitearon sus muros hasta cuando fueron combatidos por un pelotón de seguridad y de policías armados. Los curadores se expresaron por la prensa[1], la discusión se amplió y las consecuencias continuaron. En la foto n.º 1 se puede apreciar la acción de dos guardias sometiendo a uno de los grafiteros mientras las figuras que habían hecho saltan al fondo.

Si bien era la primera vez que esos grafiteros intervenían un espacio dedicado al arte, luego, en la noche del 11 de junio de 2008 reanudaron sus ataques, ahora en el Centro Universitario Bellas Artes, en Vila Mariana, Zona Sur de la ciudad. Su líder, Raphael Guedes, fue expulsado del centro docente donde estudiaba. Días después, en la noche del 1.º de septiembre del mismo año, invadieron la Galería ‘Choque Cultural’, situada en Pinheiros, Zona Oeste, en esta ocasión para protestar contra la banalidad del arte de la calle. Allí detuvieron a otra joven (Carolina Bustos), acusada por el Ministerio Público de “asociar milicianos con propósitos destructivos de un edificio de arte”. Fue condenada según el artículo 62 de la Ley de Crímenes Ambientales, referida a destrucción de Patrimonio Cultural. La Bienal, pues, desencadenó todo este proceso, y esto, según el mismo Magalhaes, puede ser la marca más importante de la 28 edición.

Me he detenido en este episodio pues creo que por allí circularon varias motivaciones estéticas del arte actual: el hacer una exposición sin nada y remitir al espectador a un “vacío de obra” evidencia esa imposibilidad de representar lo real. Si el realismo supone aceptar el modo en que las cosas ‘realmente’ son, esto permite una mirada desde el otro lado, como hacen Lacan y su escuela. Lo Real es otra cosa: aquello que se resiste a ser formulado (simbolizado) y a ser representado, o sea, no pone el acento en la realidad “tal cual es”, sino en la falta, en el vacío de lo irrepresentable. Espacio vacío se constituyó en motivo perfecto para un ataque grafitero… un buen día se infiltraron, pintaron, agredieron con gusto las paredes blancas y puras… y, al otro día, ya no estaban blancas sino llenas de grafitis. Su simbolismo, a partir de una instalación “oportunista”, puesto en escena, salta a la vista: si el arte no tiene nada que decir, el grafiti sí. Si nos dan muros blancos, nos los tomamos; si el arte es de los museos, nosotros lo volvemos calle y la revuelta. La lucha por lo real.

[1] Ver Jornal O Globo, 28 de octubre de 2008

De: esferapublica.org

¿Cómo reconocer cosas que no existen?

Bienal del 2014

En esta Bienal de São Paulo se circula la idea de lo imposible de la representación.

La sugerencia es poderosa. Y puede complementarse con otra pregunta: ¿hacia dónde va el arte contemporáneo? Pasamos de un arte retínico con todas sus variaciones de medios y técnicas a lo largo de la historia o de uno experimental y sus tantas maneras de impactar, espantar al espectador o conmoverlo con sus provocaciones, a otro en el que el creador es más bien un colaborador local que ayuda a hacer ver, hacer sentir un algo que puede ser significativo en una comunidad concreta y por tanto no un arte global sino, digamos, acciones “entre un nosotros”.

En la 31 Bienal de São Paulo de 2014 sus curadores, Charles Esche, Nuria Enguita, Galit Eilat y Oren Sagiv, concibieron un proyecto, o mejor un anti-proyecto, ya que se ocupan de lo inexistente que puede ser o aparecer, pero no en un sentido religioso, pues Dios puede existir en su inexistencia, sino en lo social, el registrarse hechos emancipatorios en sitios concretos. A su vez la misma Bienal, en su extravagancia de modos, ha logrado parecerse a São Paulo mismo, pues esta urbe en su inmensidad ha hecho desaparecer la ciudad céntrica para quedar un urbanismo sin ciudad: en esta Bienal no se verán objetos de arte, lo que puede despistar, sino acciones o sugerencias de sus creadores.

En obras como el video No es sobre zapatos de Gabriel Mascaro, su autor se mete en medio de conflictos entre varios personajes urbanos en manifestaciones de protesta, anónymus, tribus, grafiteros, en su confrontación con la policía, narra los puntos de vista de estos últimos, que por lo general no son vistos por artistas ni medios, y no la cabeza de los protagonistas sino sus píes, dejando al descubierto un panorama en estilísticas y acciones desde este órgano casi imperceptible.

Esta Bienal pues nos advierte de esta nueva corriente de arte que cuestiona la representación en abstracto a favor de presentar hechos reales en conflicto. Busca lo que no existe por fuera de un modelo económico dominante y lo encuentra en algunas culturas locales operando sobre sus realidades ciertas.

 

De: esferapublica.org 

Referencias:
 Libros:
Derrida, Jacques y Geoffery Bennington, Jacques Derrida, Catedra, Madrid, 1994
Johnson Christopher, Derrida, Norma, Bogotá, 1998
Silva. Armando, Atmósferas ciudadanas, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2013
Wills, David, “Derrida y la estética”, En: Jacques Derrida y las Humanidades,  Siglo XXI, Buenos Aires, 2005
Periódico citado:
Jornal O Globo (28 de octubre de 2008)
 
Exposiciones-Bienales de Sao Paulo referenciadas
Dónde está lo real: Bienal del 2008
¿Cómo reconocer cosas que no existen? Bienal del 2014
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Armando Silva: PhD El Filosofía y Literatura comparada por la Universidad de California. Semiólogo. Escritor. Director del proyecto “Imaginarios urbanos” y editor de la serie “Ciudades imaginadas”, con Taurus Editores donde ha editado libros como Buenos Aires imaginado, Barcelona imaginada y otros bajo el calificativo de imaginadas y director del proyecto audiovisual “ciudades imaginadas para TV” con documentales como Bogotá imaginada realizado con la participación de la Universidad Externado de Colombia, al igual que otros semejantes como La Paz Imaginada o México Imaginado. Es autor de 16 libros.

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