Cabe subrayar, primero, que la pasión de los/las estudiantes e investigadores/as de América Latina para el conocimiento y la investigación académica en el campo de la semiótica es excepcional, en comparación a la de otros continentes. Cada vez que he tenido la oportunidad de dar clases o dictar seminarios en América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Uruguay, Venezuela, etc.) he podido atestiguar el entusiasmo genuino de los/las participantes.
En segundo lugar, América Latina, es un continente donde la semiótica florece porque puede estribarse no solamente en una sino en tres tradiciones:
* El conocimiento profundizado del pensamiento semiótico europeo, a través de excelentes traducciones y del intercambio frecuente entre profesores/as, investigadores/as y estudiantes.
* La producción de una semiótica local, hispanófona e lusófona, con características peculiares y únicas en el contexto internacional.
* Los aportes, en términos de textos, teorías, y epistemologías, de las culturas indígenas.
Tercero, en lo que concierne la especificidad de la aplicación de la semiótica al estudio de temas latino-americanos, las oportunidades son múltiples. En razón de la complejidad de las superposiciones y de los entrelazamientos que constituyen las culturas de este continente (culturas indígenas, culturas europeas, culturas de otros continentes, culturas mestizas). Se halla en la literatura, en las artes, en el cine y hasta en los códigos de la vida cotidiana, una infinidad de casos de estudios para perfeccionar las herramientas metodológicas de la disciplina, que a menudo fueron forjadas y utilizadas en contextos exclusivamente europeos.
Cuarto, la homogeneidad lingüística de las instituciones académicas del continente (español, portugués), permite a la investigación desarrollarse de manera verdaderamente internacional, con un léxico común, pero con los matices enriquecedores que se generan de las culturas nacionales en el marco de América Latina.
Fotografía de Jairo David Arboleda
Quinto: es evidente para cualquier investigador europeo que visite América Latina que sus estudiantes y profesores nunca son puramente académicos, sino consideran el pensamiento hasta teorético como una contribución al desarrollo social de la comunidad, incluso produciendo una versión militante de la semiótica.
Esta dimensión falta o carece en Europa, y en este sentido los investigadores europeos, que a menudo trabajan demasiado aislados de los problemas sociales que abundan en sus entornos, deberían aprender una lección fundamental de sus colegas de América Latina.
En último lugar, sexto punto:
La producción intelectual de América Latina, incluso la de la semiótica, a menudo se caracteriza por una creatividad, por una capacidad de desafiar los regímenes de la escritura académica, por una calidez estilística, y por un sentido del humor que no se encuentran en otro lugar.
¡Por lo tanto, la semiótica del futuro tendrá que ser incluso una semiótica autóctona de Latino-América!.
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Massimo Leone es Catedrático de la Universidad de Turín, donde es profesor de Semiótica, Semiótica de la Cultura y Semiótica Visual además de Vice-Director de Departamento para la Investigación. Especialista en semiótica de la cultura y semiótica de las religiones, ha escrito ocho libros en editoriales internacionales (Routledge, Walter de Gruyter, L’Harmattan, entre otras), editado más de treinta volúmenes colectivos y publicado más de cuatrocientos artículos científicos. Ha sido profesor visitante en prestigiosas universidades en los cinco continentes. En 2018, ha ganado un ERC Consolidator Grant, el más prestigioso programa de investigación de la Unión Europea.
Excelente, me parece extraordinario el análisis que realiza, no solo establece su punto de vista, sino que está muy claro de la diversidad de aspectos que circulan en torno a la semiótica latinoamericana, donde lo real maravilloso de nuestras culturas sigue más vivo que nunca. Y eso se traduce en una manera de mirar al mundo, a través de un enfoque semiótico, donde lo cotidiano se puede traducir en un chiste pero con mucha carga semiótica. Hacer de la tragedia actual (pandemia) un discurso metafórico, como si fuera una tragedia griega, pero con presencia grotesca, uno de los tantos ejemplos que pudiera citar.
Esa es mi humilde opinión, gracias por darme la oportunidad de expresarme.