Diane Arbus nació en Nueva York en el año 1923 y murió en la misma ciudad en el año 1971.

Fue una mujer que encontró placer en fotografiar personajes raros. Apostó en crear una mirada especial de su cotidianidad, sobre todo por tener una conciencia elevada de los personajes que tenía en su contexto, y un reconocimiento del instante preciso y del momento en que los tenía allí, de frente.

Luego de aprender el oficio de la fotografía de moda, con su esposo Allan Arbus y tras su separación, empezó a indagar sobre un mundo distinto a la élite de Nueva York  y se identificó con lo extraño; cuerpos marginados por la misma sociedad, en una ciudad donde el capitalismo y la mirada de un mundo clasista buscaba un mejorado porvenir, y por tal imposición cultural se le debía rendir pleitesía solo a lo oficialmente aceptable, dentro de una estética que marcaba el consumo por las pautas de un modernismo imperial; y sería Diane Arbus, juntos con otros fotógrafos amigos (Agust Sander, Lisset Model, Weegee, Brassaï, entre otros) quienes resultaron ser su influencia y mentores, para que luego encontrara su propio camino.

Lisette Model,  mujer de gran influencia en la obra de Arbus, le dijo:

“…si el fotógrafo está en contacto con la vida y en contacto consigo mismo, es decir, si entiende cómo es realmente, entonces podrá utilizar el medio de una forma creativa […] Es importante para los fotógrafos darse cuenta de que una fotografía debe ser un producto del presente, no del pasado. Debe aludir a todo aquello que en la vida encierra un significado para nosotros actualmente. Si no es así, se transforma en una mera imitación de algo ocurrido ayer, sin sentido para el presente. (en: https://oscarenfotos.com/2014/09/28/diane-arbus-la-princesa-rota/#_edn34)

Diane Arbus buscaba espacios extraños, miradas especiales que se consolidaban en su forma de captar la realidad, porque ella por dentro, también era rara como los personajes que retrató.

Se centró en ese cuerpo extraño que parece no calar en la sociedad y del cual se mofan y se vuelve un texto extravagante que distorciona la idea de belleza, el cuerpo trans, que nos lleva un mundo aparentemente cerrado, y en su época era menos permisivo.

Esa signicidad de la trasformación deja un cambio interno y externo por lo que se quiere ser, por lo que se pretender ser o por lo que se es, cambios que creados desde un experiencia corpórea y se vuelve modo de vivir. Busca Diane conectarse con otras formas estéticas, donde lo feo, lo extraño, lo extravagante creaban una línea imaginaria de integración social, grupal e individual.

El cuerpo gigante que no cabe en un mismo apartamento. Esta poética visual de Arbus engranada con lo imposible, lo que fácilmente puede ser vendible a un circo, la simbología freaks, que de algún modo también somos en la humanidad.

El cuerpo tatuado que muestra una fuerza superior a cualquier transeúnte.

El cuerpo flaco de un niño con una granada de plástico en la mano y en la otra una piedra, gestualidad que causa trauma, asombro y por momento diversión.

El cuerpo y la moda desde una perspectiva que podría rayar entre lo ridículo o lo hermoso.

El hecho de retratar estos personajes, nos da para pensar en  ese mundo íntimo y sospechoso, que también muestra de la prostitución, una realidad solapada.

Ella trasciende, porque nos muestra los otros mundos que causan asombro, repulsión, compasión, desde una interacción simbólica que se cruza con rupturas estéticas hacia el documentalismo visual .

Dijo Tomas Eloy Martínez, en su texto Viaje a las tinieblas de Diane Arbus, sobre de esta fotografía de Borges:

«Su fotografía de Borges, por ejemplo. En marzo de 1969, la revista Harper’s Bazaar le había encomendado un retrato con fondo neutro, de frente, quizás entre árboles. Diane lleva al escritor a Central Park y le pide que se relaje, mientras ella fuma incansablemente. Los robles y castaños de alrededor conservan la desnudez del invierno y, aunque aún no eran las cuatro de la tarde, no hay paseantes por los alrededores. El saco de Borges tiene las espaldas demasiado anchas para su talle y la corbata, torcida, está mal hecha. El viento lo despeina y sus manos aferran el bastón de siempre, exhibiendo el anillo matrimonial que era la seña de su desdicha. La iconografía de Borges es infinita: Diane Arbus, sin embargo, lo ve como nadie más, con los ojos muy abiertos, rebosantes de inteligencia, y los labios apagados por la amargura». Texto completo en: https://elpais.com/diario/2005/06/06/opinion/1118008807_850215.html 

A Diane Arbus (1)

II

muéstrame
¿qué mas hay del otro lado?

quiero ver de cerca los cuerpos
que me guíes al interior de la granada de juguete
«son solo juegos de niños»; comentan
los adultos mientras mastican grandes trozos
de carne casi cruda, dicen;
«nosotros tenemos un arma más poderosa»

Hiroshima y Naga saki estallan

te escucho
¿el horro de dónde viene?

acá
el truco de la daga que introdujimos en la boca
nos cortó la faringe y el esófago

te miras en el espejo
las gemelas
continuarán con la herida

unas horas depués
cinco enmascarados

de «The Monster Fan Club» (2)
te abrirán las puertas y verás
por última vez
al cadáver en plena autopsia siendo;

«Rosa es una rosa es una rosa es una rosa» (3)

descansa en la camilla mortuoria

«¿Soy yo o es este cadáver que se acuesta conmigo
cada noche el que se está volviendo loco?» (4)

III

Sé lo que hay
hay belleza en el silencio de los rostros                  eso que calla un rostro que esconde un rostro eso

que guarda es bello

el pulso siempre será bello más allá del horror

de su sacrifcio

de sus muertes
acá se viene a morir varias veces

I
menciona el truma ella dice:
«hay cosas que nadie vería si yo no las fotografío» (5)
el rostro enmudece muestra la historia
la herida y su cierre
carne que se regenera sin miedo al sufrimiento

POEMA DE YHONAÍS LEMUS: (1988) profesora universitaria, poeta venezolana./ IG: @yhonaislemus


(1) Diane Arbus (1923 – 1971), nacida como Diane Nemerov fue una fotógrafa estadounidense, conocida como la fotógrafa de los freaks; persona de aspecto poco convencional y socialmente rechazada.

(2) Acá me refiero a la fotografía que hizo Arbus a los miembros; 5 niños enmascarados, del club de fans Famous Monster

(3) Fue escrito por Gertrude Stein formando parte del poema de 1913 «Sacred Emily»

(4) Frase atribuida a Diane Arbus por el dramaturgo español Eusebio Calogne en «Diane Arbus las cicatrices del ángel» ; texto publicado por La Voz del sur. Periodismo en andaluz. 

(5) Frase de Arbus