«Hacia el final de su etapa en Trinity College, un bisoño Oscar Wilde visita Grecia e Italia junto a su mentor, Pentland Mahaffy, puntero en los estudios de la antigua Hélade en aquella universidad, y quien será una fuente poderosa e indiscutible del ideal griego que seducirá a Wilde en sus estudios de estética en su traslado a Inglaterra.

En este viaje, Wilde quedará admirado por la pompa y la ostentación de los templos católicos y la solemnidad de sus cultos; una experiencia que marcará su obra poética y ensayística y que, hacia el ocaso de su vida, animará su conversión a la iglesia romana.

Hay quienes quieren ver en este acto postrero del príncipe de los estetas una prueba de la lealtad de uno de los hijos pródigos de Irlanda a la causa de su independencia, tan asociada al catolicismo por oposición al protestantismo de sus colonizadores, de cuya moral hipócrita y vasalla el autor se estuvo mofando por un buen tiempo en los tablados de la misma metrópoli. El nacionalismo intelectual irlandés, deseoso de elevar a Wilde a su cantera de héroes lo hace objeto de una lectura post-colonial de su vida, para lo cual, actuando como todo nacionalismo, reduce la complejidad de la figura, haciendo resaltar determinados rasgos mientras subestima otros, como el hecho de que adoptara el acento de la gente de Oxford o que, según Máire Ní Fhlathúin, Irlanda no aparezca explícitamente mencionada en su obra.

La estatua de madera que han levantado los artistas McGough & McDermott en el altar de una vieja capilla de Londres. FRANCIS WARE. De: elpais.com

No obstante, el tema de la religión y la mística católica sí aparecen representados en la poesía de Wilde, tanto en prosa como en verso. En el caso de los poemas en verso, algunos de ellos, los que trataremos a continuación, aparecen fechados en ciudades italianas y cabe suponerlos como productos directos del periplo del escritor y de su mentor por ese país.

Hemos seleccionado estos poemas puesto que escenifican algunas de las características definitorias de la religión, como lo son la relación que tiene un creyente —el locutor— con una fuerza superior que transciende la realidad mensurable; la suposición de la existencia de un cosmos que está vivo y que profiere signos que son leídos como manifestación de esa fuerza trascendente, dando luz a una visión del mundo en la que cada evento y cada situación entraña un significado, tornándolos signos a ser interpretados en clave de lo sagrado.

En las siguientes páginas, pasaremos al análisis de algunos de estos poemas, para lo cual recurriremos a las categorías “isotopía”, “hiperisotopía”, “súper signo” e “imaginarios” tal como han sido definidas por Finol (2020): se llama “isotopía” a la reiteración de categorías sémicas y a la cualidad que tienen ciertos topos para asegurar la homogeneidad de sentido; «la hiperisotopía» es una estructura que subsume las isotopías parciales de un texto; «el súper signo» es un significante o un significado empleados constantemente en un texto, y los «imaginarios» son estructuras semióticas con representaciones propias y presencia en diversas clases de textos, y que tienen la capacidad de generar otros textos (los imaginarios podemos interpretarlos también como hipertextos).

Los verbos relacionados con la vista (to see, to behold, to watch y to show) aparecen con una importante frecuencia en el corpus de cinco poemas, concretamente unas 8 veces, lo que sugiere una suerte de semiótica de la mirada. En el más temprano de los poemas, titulado San Miniato, el verbo to see aparece dos veces en la misma estrofa, la primera como apelativo, la segunda en pretérito en una cláusula relativa, aludiendo a que los cielos se le presentaron abiertos a un ángel pintor, en una referencia, colegimos, a Miguel Ángel, dado el uso arbitrario de las mayúsculas (Angel-Painter), lo que invita a pensar en un nombre propio.

De nuevo, el verbo en cuestión se muestra unido al enunciador, que proclama que el encuentro de su mirada con el rostro de María le ayudaría a sortear, al menos momentáneamente, la muerte. En los versos finales, el enunciador no es más el sujeto potencial de la mirada, sino el centro al que se dirigen los ojos del mundo, para observar su pecado y su vergüenza.

El poema se desarrolla así en una especie de bucle marcado por el sentido de la vista, que es condición para la epifanía manifiesta al pintor (‘heaven’ por contraste a ‘sky’, que designa al cielo físico, tiene connotaciones místicas, como el lugar de la comunión espiritual con Dios) y para la que eventualmente sería dada experimentar al enunciador de encontrarse con el rostro de María, tan poderosa y sobrehumana que sería capaz de evitarle la muerte. Pero también la mirada es condición para el castigo, pues el precio que ha de pagar el locutor de no ser escuchado por la madre de Cristo, a quien dirige sus invocaciones, es el dejar a la vista de todos su vergüenza y sus pecados.

FOTO: British Library / Album. De: historia.nationalgeographic.com.es

El motivo de la epifanía se repite en el poema E Tenebris, en el que en el terceto final el enunciador declara que antes de la noche (que parece ser una metáfora de la muerte, según los cuartetos precedentes) deberá contemplar ´the feet of brass, the robe more white than flame,/ the wounded hands, the weary human face ´ , en lo que posiblemente sea una referencia al cuerpo de Jesús en la cruz, de allí que sus pies sean de latón (esto es, que estén fijados a la cruz con clavos de latón), las manos estén heridas y el rostro cansado.

Podríamos considerar los pies uno de los súper signos del corpus estudiado. Si bien la aparición del sustantivo feet es significativamente menor a la de los verbos visuales (feet aparece escrito sólo dos veces), verbos como to tread —en pretérito trod— y to stand remiten directamente a ellos. El co-texto en el que emergen estos verbos es asimismo llamativo, puesto que se hallan siempre en asociación con Dios, bien para indicar que se está en su presencia o que se ha entrado a su casa: ‘Up to the holy house of God/Where once the Angel-Painter trod’ (San Miniato), ‘If I this night before God’s throne should stand’ (E Tenebris), y ‘But well for him whose feet hath trod/The weary road of toil and strife,/Yet from the sorrows of his life/Builds ladders to be nearer God’ (A lament).

Otro súper signo es la corona, que el autor mienta para indicar la dignidad de las divinidades o de sus fuerzas intercesoras (‘O crowned by God with thorns and pain!’ … O crowned by God with love and flame!/O crowned by Christ the Holy One!’) o que ciertas divinidades han perdido el hálito sagrado que les garantizaba la veneración (‘The Gods are dead: no longer do we bring/To grey-eyed Pallas crowns of olive-leaves!’) en detrimento de otras (and Mary’s Son is King’), así como para dar cuenta de la distinción de Roma, para lo cual la ciudad se humaniza, deviene reina (‘crownèd Queen’).

De: gentleman.excelsior.com.mx

La tormenta (‘For I am drowning in a stormier sea/Than Simon on thy lake of Galilee’, ‘And yet—perchance in this sea-trancèd isle,’ ‘O well for him who lives at ease/With garnered gold in wide domain,/Nor heeds the splashing of the rain,/The crashing down of forest trees.’) comúnmente en relación sintagmática con el mar, representa situaciones displacenteras, en las que el enunciador siente la necesidad del auxilio de Cristo (‘Come down, O Christ, and help me! reach thy hand,’). Es de resaltar el uso de la imaginería católica en el cuarto verso de E Tenebris, en el que se lee ‘The wine of life is spilt upon the sand’, una catacresis innecesaria que alude al momento de la eucaristía en el rito católico, donde el vino representa la sangre de Cristo, y que en el poema magnifica los sufrimientos causados por la tormenta.

El hambre es otro tema particularmente interesante presente en estos poemas. Califica tanto al tiempo, como en A lament (‘the hungry years’), como al espacio en E Tenebris (‘some famine-murdered land’). Aunque no esté tan claro en el primero de estos poemas, estas expresiones bien podrían ser alusiones a la Gran Hambruna de 1845-1852, conocida en inglés como The Great Famine, un período de penurias (travail) de la historia irlandesa recordado por su virulenta mortandad y una explosiva emigración, que habrían hecho perder a la isla una cuarta parte de su población en una década. El verso de E Tenebris llama además la atención por la elección del verbo to murder (asesinar) en lugar de otros participios como died, perished o deceased, que denota la existencia de un agente que premedita la muerte de un tercero, lo que sugiere que las muertes provocadas por la hambruna no fueron fortuitas, sino deseadas. En efecto, durante la Gran Hambruna, Gran Bretaña no detuvo la importación de alimentos desde Irlanda, lo que contribuyó al espeluznante saldo mortífero del evento, considerado por muchos historiadores como un genocidio.

Estos súper signos y las numerosas menciones directas al cansancio nos llevan a proponer una isotopía del cansancio (‘My heart is weary of this life’, ‘the weary human face’, ‘The weary road of toil and strife’) que se manifiesta como un motivo de la renuncia al mundo para propiciar el encuentro con Dios (‘Yet from the sorrows of his life/Builds ladders to be nearer God’ continúa A lament), lo que es fiel a la idea cristiana del sacrificio terrenal que conduce a la recompensa en la vida después de la vida: la vida auténtica e invulnerable a la corrupción del tiempo. La existencia terrenal parece estar marcada por la pena, por eso el padre afligido y lleno de lágrimas ha envejecido (¿cómo consecuencia del trabajo duro?), y la madre estalla en llantos.

La isotopía de la muerte tiñe los textos, bien sea que se trate de demorarla, mas no de evitarla, o que aparezca como el tránsito necesario a la promesa de vida eterna. La muerte es el destino consumado de los dioses paganos (‘The Gods are dead’), pero también la imagen de un humor inclinado al pesar o a la melancolía que cancela las cosas buenas (‘all good things have perished utterly’) y socava los ánimos para cantar de nuevo y admirar bellos espejismos mundanos.

Más allá de la unidad temática de los poemas del corpus, un elemento articulador de todos ellos es la humanización del mundo: la tierra que es asesinada tuvo que haber sido antes cuerpo viviente para morir por inanición; la cima del monte Carmelo no puede ser ya un objeto inanimado para estar afligida; la isla requiere de una vida psíquica para hallarse en un trance marino (sea-tranced). Humanizar el mundo es hurtar a los seres humanos su excepcionalidad como productores de signos, lo que en cierta manera es, de acuerdo a Mircea Eliade, uno de los rasgos definitorios del fenómeno religioso: en la perspectiva de una mentalidad religiosa, el cosmos no es mudo ni opaco; para ella, el mundo y la existencia humana tienen un propósito que no ha sido dejado al capricho de los hombres. El cosmos vive y habla y administra sus silencios, que son otras formas de decir los significados para los que todavía no ha llegado el momento de ser dichos. El universo es un libro escrito en una lengua tan vasta que a los humanos les faltan palabras y asombro para poder leer, pero que confían que, mediante la disciplina y los ritos propicios, les sea dado alguna vez merecer sus secretos.

FOTO: British Library / Aurimages. De: historia.nationalgeographic.com.es

POEMAS

San Miniato

See, I have climbed the mountain side
Up to this holy house of God,
Where once that Angel-Painter trod
Who saw the heavens opened wide,

And throned upon the crescent moon
The Virginal white Queen of Grace,—
Mary! could I but see thy face
Death could not come at all too soon.

O crowned by God with thorns and pain!
Mother of Christ! O mystic wife!
My heart is weary of this life
And over-sad to sing again.

O crowned by God with love and flame!
O crowned by Christ the Holy One!
O listen ere the searching sun
Show to the world my sin and shame.

Urbs Sacra Æterna

Rome! what a scroll of History thine has been
In the first days thy sword republican
Ruled the whole world for many an age’s span:
Then of thy peoples thou wert crownèd Queen,
Till in thy streets the bearded Goth was seen;
And now upon thy walls the breezes fan

(Ah, city crowned by God, discrowned by man!)
The hated flag of red and white and green.
When was thy glory! when in search for power
Thine eagles flew to greet the double sun,
And all the nations trembled at thy rod?
Nay, but thy glory tarried for this hour,

When pilgrims kneel before the Holy One,
The prisoned shepherd of the Church of God.

E Tenebris

Come down, O Christ, and help me! reach thy hand,
For I am drowning in a stormier sea
Than Simon on thy lake of Galilee:
The wine of life is spilt upon the sand,

My heart is as some famine-murdered land,
Whence all good things have perished utterly,
And well I know my soul in Hell must lie
If I this night before God’s throne should stand.

«He sleeps perchance, or rideth to the chase,
Like Baal, when his prophets howled that name
From morn to noon on Carmel’s smitten height.”

Nay, peace, I shall behold before the night,

The feet of brass, the robe more white than flame,
The wounded hands, the weary human face.

Santa Decca

The Gods are dead: no longer do we bring
To grey-eyed Pallas crowns of olive-leaves!
Demeter’s child no more hath tithe of sheaves,
And in the noon the careless shepherds sing,

For Pan is dead, and all the wantoning

By secret glade and devious haunt is o’er:
Young Hylas seeks the water-springs no more;

Great Pan is dead, and Mary’s Son is King.

And yet—perchance in this sea-trancèd isle,
Chewing the bitter fruit of memory,
Some God lies hidden in the asphodel.

Ah Love! if such there be then it were well
For us to fly his anger: nay, but see
The leaves are stirring: let us watch a-while.

A Lament

O well for him who lives at ease
With garnered gold in wide domain,
Nor heeds the splashing of the rain,
The crashing down of forest trees.

O well for him who ne’er hath known
The travail of the hungry years,
A father grey with grief and tears,
A mother weeping all alone.

But well for him whose feet hath trod
The weary road of toil and strife,
Yet from the sorrows of his life
Builds ladders to be nearer God.


REFERENCIAS
Debré Rakotomamonjy, Jean (2012). Le sacré et le profane. Approche anthropologique- philosophique (consultado el 17 de febrero de 2018). Texto íntegro en: https://www.anthropomada.com/bibliotheque/Anthropologie-de-la-religion-Cours3.pdf
Finol, José Enrique y Massimo Leone (2020). «La Corposfera divina: La Trinidad trifacial y tricorporal. Contribución a una TeoSemiótica». En: Lexia. Rivista di semiotica, 37-38. Volti Artificiali. Noviembre de 2020, pp. 585-624
Ní Fhlathúin, Máire (1999). «The Irish Oscar Wilde: Appropriations of the artist. En: Irish Studies Review, 7 (3), pp. 337-346
Wilde, Oscar (1965) [1897]. Poems. En: Oscar Wilde. The works (pp. 589-722). London. Spring Books.

 ÁNGEL GRANADINO. Antropólogo por la Universidad Central de Venezuela (2018) y aliado de las causas emancipatorias indígenas. Ha colaborado con la organización de mujeres indígenas amazónicas Wanaaleru y como asistente de producción en la revista audiovisual Indígenas en la Red. Asimismo, ha publicado una decena de artículos divulgativos y reflexiones para el informativo Alternos. Actualmente cursa el máster Dynamics of the Cultural Landscape, Heritage, Memory and Conflictualities en diversos países de la Unión Europea.

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