El doloroso relato puede ser una narración compleja sobre la muerte y la relación padre a hijo.
Pinocho puede ser más que literatura infantil, una tragedia de la relación profunda y compleja entre padre e hijo. En la nueva versión de Guillermo del Toro, ganadora al mejor filme de animación del año 2023, en los premios Óscar, se acentúa este acontecer ya que el padre, Geppetto, tiene previamente un hijo, Carlo, que muere en un accidente en pleno bombardeo nazi sobre una iglesia: entonces hará un muñeco de madera en compensación de su hijo muerto.
Geppetto, tanto en la versión original del italiano que firmaba como Carlo Lorenzini y en la versión fílmica, es un humilde carpintero (como lo fue José el padre de Jesús) solitario que con dificultad sobrevive a la muerte de su hijo, amargado e incluso alcohólico. Esta relación directa entre padre e hijo, sin pasar por la madre, le da un sentido particular, pues el padre, en medio de la turbulencia emocional por su pérdida irreparable, desea darle vida a un ser.
La aparición del hada madrina con la promesa de volver esta marioneta un niño de verdad le apuesta a la idea de que no es un drama materno, sino paterno. La condición del hada para permitir la vida real consistía en que la marioneta aceptara ser un niño bueno y decir la verdad. Exigió, entonces, el buen comportamiento como una ley ética para vivir en sociedad: la ley del padre.
Las aventuras de Pinocho, llamado así por estar hecho de pino (no de carne y hueso), lo conducen a malas compañías y a mentir, lo que causa el castigo de que le crezca la nariz y ahí entramos a otro símbolo de hombres que nos será familiar. La nariz que crece, señal de maldad, es análoga a otro órgano masculino, el pene, que crece cuando al varón quiere una relación con otro de su deseo. Solo que en Pinocho se ha torcido la regla: esta nariz-pene crece por un mal deseo.
El doloroso relato puede ser una narración compleja y profunda sobre la muerte y la relación padre a hijo, por lo que, a mi parecer, no es comparable con alguna obra infantil como Blanca Nieves y los siete enanitos o La cenicienta, más bien con obras que traman el mismo enredo profundo de la muerte del padre y sus relaciones con el hijo, como será el caso El proceso, de Kafka; en ambos, la angustia del vivir pasa por el padre.
La extraordinaria plástica y belleza del filme de Del Toro pasa por otras circunstancias, se recrea en los nuevos escenarios tecnológicos por lo que se actualiza al carpintero por otro padre que nace de la imagen por excelencia de la contemporaneidad: el padre digital.
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