Signos fugaces

 

Mucho tiempo estuve esperando la nueva adaptación cinematográfica de la legendaria novela «Pedro Páramo» de Juan Rulfo,

la cual también es la ópera prima del famoso director de fotografía Rodrigo Prieto, quien en esta ocasión encabeza esta producción de primer nivel. La película cuenta con un elenco estupendo y me ha gustado bastante, sobre todo por la peculiar atmósfera en la que se pondera el poder de la memoria y por los geniales escenarios en los que se desarrolla la historia.

El filme es una fiel adaptación de un texto casi inadaptable -una proeza que pocos han logrado, un claro ejemplo es «El Señor de los Anillos» de Peter Jackson-, la cual funciona gracias a que su director logra trasmitir de modo efectivo esa visión sobre las injusticias de la zona rural mexicana a través de los recuerdos de las almas en pena del abandonado pueblo de Comala, lugar al que llega Juan Preciado porque ahí le dijeron que vivía su padre, un tal Pedro Páramo. La variedad de personajes le da mucha riqueza al largometraje -aunque, por supuesto, no como en la obra literaria- y eso nos permite visualizar las voluntades del implacable cacique que le da nombre a la película.

La cinta que adapta todo el realismo mágico del autor mexicano tiene además un majestuoso aspecto visual -también a cargo de Rodrigo Prieto-, el cual logra hacer casi palpable la inquietante desolación del pueblo, así como los momentos de su glorioso pasado. Quizá se queda un poco pobre al retratar de una forma ligera todo el violento poder que imponía Pedro Páramo, así como el brutal patriarcado que tanto destaca dentro de la obra escrita, pero al final el lenguaje es muy distinto y el traslado de los hechos desde el libro hasta la pantalla es excepcional.

Una tremenda película de proporciones bíblicas que, purismo aparte, no decepciona en lo absoluto. Un trabajo que generará polémica al tratarse de la propia génesis de México, pero que aprovecha al millón todos los elementos del lenguaje cinematográfico para entregarnos un retrato más que decente.

 

 


Diego Rodmor es literato, cinéfilo y geek empedernido. Estudió Lingüística y Literatura Hispánica y se ha desempeñado como editor, gestor cultural y curador de ferias del libro y festivales de cine. Hace crítica cinematográfica en diversos medios impresos, virtuales y visuales. También encabeza la casa productora Celuloide Films que apoya proyectos audiovisuales del género fantástico.