Signos esenciales
Casi 60 años después de la primera Conferencia Internacional de Semiótica (1966), en el mismo país, entre el 2 y el 6 de septiembre de 2024 se celebró el 16º Congreso Internacional de Semiótica de la IASS/AIS en la capital de Polonia, Varsovia, intitulado “Signs and Realities”.
A decir verdad, estos congresos mundiales son explosiones de pura semiosis, ya que no sólo representan una oportunidad única de interactuar con la comunidad semiótica internacional, sino que también hay chances de reencontrarte con viejos amigos, conocidos, rivales y, de establecer nuevas amistades y contactos.
Los congresos mundiales de semiótica se vuelven, también, la oportunidad de ponerle cara a los nombres de personas a las que has leído, releído y citado durante años, o con quienes incluso has interactuado en la virtualidad académica actual. Asimismo, es una oportunidad para observar sus gestos, para ponerle sonido a sus voces, para intercambiar palabras, saludos, crear recuerdos y, sobretodo, para dar pauta a aquello que Iuri Mijáilovich Lotman –una de las figuras principales de la semiótica moderna– consideraba como uno de los mecanismos fundamentales de la dinámica cultural: la situación del diálogo con el otro. Esta columna, de hecho, nace como consecuencia de una situación diálogica, la cual ocurrió de manera natural y distendida con el director de El Signo Invisible al término de una mesa sobre semiótica latinoamericana.
En tanto que la semiótica es el campo del saber que lidia con todos los mecanismos de producción del sentido, un sinfín de temas fue discutido durante los cinco días del congreso. Temas que comprendían las diversas manifestaciones semiósicas que siempre han cautivado a los semiólogos, oscilando siempre en el continuum naturaleza-cultura, pero también en torno a cuestiones más bien (meta)lingüísticas, pero también filosóficas, sociales, cognitivas, históricas, biológicas, artísticas, (geo)políticas, ecológicas, de género, etcéra. Por ejemplo, uno de los temas que más nos inquieta como sociedad, y que nos apasiona en tanto que estudiosos de los funcionamientos enunciativos, pragmáticos y culturales, es el desarrollo comunicativo de las inteligencias artificiales con las que convivimos diariamente, las cuales están presentes en las redes sociales que usamos, en las herramientas que evalúan lo que puede ser real, y que nos sugieren recursos para utilizar en nuestras clases.
Por ello, fue ésta una gran oportunidad de atender la diversidad de nuestro mundo desde distintos puntos de vista semióticos.
Me gustaría añadir que fue reconfortante ver el aumento de jóvenes y de estudiantes interesados en este campo del conocimiento, en detrimento de profesores jubilados y eméritos. En ningún momento quiero que se me malinterprete aquí, como desdeñando su ardua labor y el empeño que han puesto para tratar de cimentar el campo académico que tenemos hoy en día. De hecho, esto es algo que hay que reconocer y aplaudir, como fue el caso del homenaje a uno de los semiólogos más energéticos de nuestra época: Kalevi Kull, Profesor de Biosemiótica de la Universidad de Tartu (Estonia), quien fue merecidamente homenajeado al finalizar la asamblea general de la asociación.
No obstante, considero relevante subrayar las posibilidades de (re)cambio generacional dentro de la semiótica, cuestión que implica su sostenibilidad y su capacidad de mantenerse viva, avanzando y re-pensándose gracias a una comunidad más joven y dinámica.
Las conferencias académicas no están exentas de política ni de politiquerías, y este congreso no fue la excepción. Durante esta edición hubo elecciones para renovar la junta directiva de la Asociación Internacional de Estudios Semióticos, quedando Jacques Fontanille (Profesor Emérito de la Universidad de Limoges, Francia) como el nuevo Presidente, y Tiziana Migliore (Profesora Asociada de la Universidad de Urbino, Italia), como secretaria general. Ambos sustituyen a Paul Cobley y a Kristian Bankov respectivamente después de diez años de servicio.
Siguiendo una pauta común que ha permeado Europa en los últimos dos años y medio, participantes y miembros asociados de la Federación Rusa se vieron incapacitados para participar en esta conferencia en un caso crónico adicional que se encuentra estrechamente vinculado a dos fenómenos semióticos: el de la cancelación y el de la unipolaridad; fenómenos presentes en múltiples ámbitos de la geopolítica mundial, de la cual los entornos académicos son inseparables. Desconozco si el mismo rasero les sería aplicado a delegados israelíes, aún cuando las condiciones pueden ser iguales (o peores) en el conflicto con Palestina. Por cierto, las diferentes formas de acercarse a la paz (y a la guerra) fueron un tópico recurrente en los coloquios y discusiones posteriores a las presentaciones de varios colegas.
Ahorita mismo seguimos con la resaca de la conferencia, de la cual habrán emanado decenas de proyectos para varias de las personas participantes. Las próximas semanas y meses serán cruciales para dirimir el resultado de todos estos encuentros y diálogos establecidos. Para concluir, creo que sólo nos queda retomar la consigna del X Congreso Latinoamericano de Semiótica (recientemente celebrado en Brasil), el cual nos instó no sólo a pensar el futuro de la semiótica, sino a diseñar la semiótica del futuro.
Fotografías: Óscar Miyamoto