Signos Fugaces de la Pantalla Grande

 Me pongo de pie ante Darren Aronofsky,

maestro de la narrativa visual que ahora regresa con un estupendo largometraje llamado «La Ballena» en el que nos presenta una historia llena de decadencia y hostilidad para acercarnos a la vida de su personaje central, un profesor de literatura que padece una obesidad mórbida y con quien el cineasta logra exprimir una belleza avasalladora desde los aspectos más grotescos.

Nada de esto hubiera sido posible sin Brendan Fraser, actor cuya popularidad en la década de los noventa le dio bastantes alegrías a cinéfilos como yo, hasta que se alejó de los reflectores por culpa de una situación de acoso.

Ahora el intérprete renace como el mismísimo Fénix a través de esta película, demostrando matices impresionantes en un relato que aborda las segundas oportunidades, la posibilidad de redimirse ante un ser querido, las infinitas complejidades de las relaciones humanas.

Me parece algo majestuoso la forma en la que el cineasta logra sugestionar al espectador y en este caso no es la excepción, pues durante el transcurso del metraje es imposible no ponerse en los zapatos de Charlie y sentirse identificado con el espiral de sensaciones que experimenta desde el lado más oscuro de la vida. Todo transcurre en un solo escenario, uno donde habitan las memorias, el abandono y un dolor casi palpable que el personaje principal, fanático empedernido de la novela «Moby Dick», esconde entre su latente monstruosidad.

A pesar de estar frente a un desgarrador drama, creo que es la película más positiva del otrora director de «Réquiem por Un Sueño», ya que su filmografía se caracteriza por contar con una brutalidad deprimente. Si bien en este caso logra impactar con varias secuencias llenas de crudeza, su mensaje de redención le da un giro a lo que el cineasta venía haciendo. Sin embargo, la cinta es un genial ejercicio teatral que además funciona a la perfección como una obra postpandémica en donde el encierro físico y personal torturan de una forma tremenda al protagonista del filme.

Por si fuera poco, la película cuenta con un puñado de personajes secundarios que terminan de darle forma a este sublime y trágico relato. Mención especial para Hong Chau y Sadie Sink, la enfermera y la hija del obeso Charlie respectivamente.

Ambas están estupendas y se ven afectadas por la terrible situación que aqueja al personaje de Brendan Fraser -y no hablo de su obesidad-. Al final, «La Ballena» reitera el talento de un autor cinematográfico cuya filmografía me sigue pareciendo perfecta. No pudo haber nadie mejor que la productora A24 para apoyar de nueva cuenta otro imperdible trabajo.